Con un papel central cada 9 de Julio, el Museo Casa Histórica de la Independencia comenzó a ponerse “a punto” para las celebraciones albicelestes que habrá durante la semana. Eso llevó a que ayer se realizaran algunas tareas de mantenimiento y mejoras internas.
Entre los arreglos se procedió a pintar las paredes del hall de entrada, reparar algunos bancos de madera y colocar nuevamente plantas y césped en las áreas degradadas por el paso continuo de publico. Además, se realizó una limpieza general de las salas; en especial en lo que refiere a los cuadros del Salón de la Jura.
Cabe recordar que el espacio se mantendrá cerrado al público el sábado 8. Luego, el Día de la Independencia, abrirá sus puertas a partir de las 15 o 16, una vez que finalicen los actos oficiales.
Actividades
Durante las vacaciones de invierno la Casa Histórica ofrecerá tres espectáculos. El domingo habrá dos funciones de la proyección “Luces y sonidos de la Independencia”, a las 19.45 y 20.30 correspondientemente. Ese día la boletería abrirá a las 17.30.
Hasta que concluya julio también se presentará la obra teatral “Patriotas desconocidos de la Independencia”. El show será los lunes, miércoles y domingos a las 19. El costo general de ambas opciones es de $ 500.
Por último, seguirá la puesta en escena de “Estafadas por la historia”, obra teatral que suma a los relatos de nuestro pasado una importante perspectiva de género. El espectáculo se repetirá los sábados a las 19. En este caso el valor de la entrada contempla $ 1.000.
Desde el lunes 10, el hogar patrio funcionará todos los días -en horario corrido- de 9 a 19. Por su parte, la boletería para los shows funcionará desde las 16.
Para mayor información sobre las visitas guiadas comunicarse al teléfono (381) 4310826 o vía redes sociales.
Flujo turístico
Desde que arrancó la semana, la circulación turística en el microcentro tuvo un leve incremento. En la peatonal, los visitantes no dudaron en sacarse algunas fotos con la fachada de la vivienda que albergó al Congreso independista y comprar regionales.
“Cuándo los turistas llegan se nota que disfrutan descubrir más sobre nuestra historia y las costumbres norteñas -comenta Vicente Cuenca, vendedor ambulante-. Al ver las cañas que ofrezco, se sorprenden mucho porque están acostumbrados a tener el endulzante ya en la mesa. Es una gran experiencia y suelen comprar algunas de regalo o probarlas en el camino mientras recorren la ciudad”.